RELATOS
Cuando el frío despierta
Me imagino que hoy, mientras el frío se despereza, le pide al atardecer que se afane por acortar los días y alargar las noches. Miro por la ventana y veo al bosque, fatigado ya; se prepara para bordar un tapiz de hojas lánguidas que se descolgarán hasta alfombrar los valles y montañas, de rojo, amarillo, violeta
Bajo un trozo de cielo azul
Sola en la cabaña del bosque, a la luz de un quinqué. Miré por la ventana. Rayos como culebras rompían la oscuridad. El cielo rugía intenso sobre las ramas enloquecidas, árboles furiosos, la lluvia contra el cristal. Dentro, una infusión que humeaba tranquila.
Y un domingo cualquiera…
A veces hay que dar un paso atrás, detenerse, descansar. Llorar. Tirar treinta o cuarenta páginas de tu novela. Volver a empezar.
Escribir es saber que te perderás, es trazar un camino y descubrir hasta dónde estás dispuesto a llegar. Es bucear en ti, en mí. Y ser capaz de cambiar. Corregir para mejorar.
Cómo decirte…
Cómo decirte que contigo el cielo es más azul, que las noches brillan con tu mirada y que me duermo abrazada a ti, aunque tú no estés. Que te echo de menos, que desearía que estuvieses aquí, que te querría a mi lado, siempre.
Al atardecer
Se acerca el solsticio. Es tiempo de reflexión. De esperar. Respirar. De cerrar los ojos y comprender. De escuchar. No existe el tiempo, el espacio. No hay prisa. Cada día un principio y cada noche un final, morir para volver a empezar y tejer el camino que deseamos andar. El hoy se convertirá en ayer. Cierro los ojos y espero. Escucho.
El tiempo nos da las respuestas
Hay un rincón donde sentarse a escribir, a pie de una pequeña escalera medio escondida entre plantas y flores. Un margen las protege del sol. Y un poco más allá, bajando por el sendero, el arroyo. Contemplo las nubes sobre el fondo azul y oigo el agua que baja tranquila por la antigua acequia de piedra. Al fondo, un campo de amapolas. Me siento y escucho. Y recuerdo a un amigo cuando decía que no es lo mismo el amor que el enamoramiento.
La mariposa azul (relato colaborativo Covid edition)
(Relato colaborativo que surgió a raíz de un juego que organicé en Facebook durante el confinamiento por covid-19).
¡Hoy es el día!, pensó Julia después de desayunar. Entonces, guardó unas galletas y un par de zumos en la mochila. Mandi, quédate en casa, insistía, pero su gato quería acompañarla sí o sí. Quizás porque cada noche al irse a dormir, la pequeña preguntaba: Mamá, ¿por qué está embrujado el bosque? Y mientras Mandi se acurrucaba con ella en la cama, mamá le explicaba la historia del bosque encantado y de las mariposas mágicas.
Para reencontrarme contigo, conmigo
Hablaba con mi amigo el poeta y decía: son tiempos difíciles, para reflexionar. Y es que quince días confinados dan para pensar.
Dan para pensar y reformular, porque ahora sí que tendré tiempo y silencio para escuchar, escucharme, reencontrarme. Porque ya sabemos que la vida no es solo correr, trabajar y gastar, pero el día a día lo devora todo y vamos faltos de momentos y, a veces, hasta de felicidad y de sentirse en paz con uno mismo, con los demás y con el mundo.
En la oscuridad azul
Contemplo el silencio lejano de las montañas blancas mientras la luz se diluye con lentitud. Y la nieve flota con suavidad y se posa en ti, en mí. Y me abrazas y me miras y me besas, y veo en tus ojos la profundidad de un sendero infinito que no sé a dónde va; pero quiero recorrerlo contigo y descubrir qué significa vivir así, a tu lado, ahora y siempre, cerca y lejos, porque cuando tú no estás continúas en mí: vivo abrazada a ti.
Ítaca/Ítaca
(Relato en catalán con traducción al español).
Fa fred. Fora, el bosc desperta adormit i l’aurora es filtra a través de les escletxes dels finestrons. Quina mandra sortir del llit, s’hi està tan calent i és tan esponjós, penses. L’estufa es va consumir fa hores; l’encens i esperes. Esperar l’amor dol. I renunciar-hi, també.