Qué gran acogida el pasado viernes 29 de marzo en del club de lectura de la Biblioteca Montserrat Roig de Martorelles. La presentación y charla se enmarcó dentro de las actividades Lletres i Vins 2019 (‘Letras y Vinos’), un proyecto que acerca la cultura del vino a las bibliotecas. Y no es de extrañar, porque la trama de Blanca y Elisa comienza a raíz de la muerte de tía Elvira, una abuela centenaria propietaria de Vinícolas Bradley, en Madeira.
Comencé la velada con una presentación en Power Point con fotografías de los lugares donde me inspiré para la novela, que tiene algo de bitácora de viaje. Contextualicé el relato y les mostré la iglesia de All Saint Church con sus alrededores y el castillo de Leeds (en Maidstone), la abadía de Souillac (Francia), Ordino y su Pleta (en Andorra), lugares llenos de encanto pero poco conocidos. Además, les mostré algunos de los sitios concretos de Londres, Funchal, París y Austria que aparecen en Blanca y Elisa.
Y desde ahí mantuvimos una amena charla comentando los diferentes aspectos del libro que les llamó la atención durante su lectura. Además, hubo un intenso debate sobre si Blanca evoluciona o no durante la novela. La cuestión se centró en el hecho de que, al divorciarse, vive de una generosa pensión y su siguiente pareja es, como su ex marido, un hombre rico. Esto generó algún recelo, pero mi punto de vista es que Blanca sí evoluciona porque es ella quien decide divorciarse y aprender a vivir por sí misma gracias a su trabajo, consciente de que su nivel de vida bajará. Y esto es independiente de si al final consigue o no una buena pensión, algo que, a priori, no podía saber. Es decir: Blanca no deja a su marido cuando encuentra a otro que le asegure que continuará con su nivel de vida, sino cuando descubre que su vida acomodaticia y emocionalmente vacía no la hace feliz. Porque a veces, uno no sabe qué es la felicidad y vive como cree que deben ser las cosas, hasta que descubre que algo o todo puede ser diferente.
Otro aspecto importante del que se habló fue el de la auto censura. Les expliqué cómo, en determinados momentos, me adapté al concepto general de moralidad para evitar sentirme juzgada y que, además, en algún momento elegí lo que creía que preferiría el lector. La reacción fue unánime diciendo que yo, como escritora, puedo hacer y decir con mi escritura lo que se me antoje y que nadie tiene por qué juzgarme, porque esos tiempos han pasado ya. ¡Cuánta razón!
Fue un placer conversar y compartir vuestras impresiones y reflexiones sobre Blanca y Elisa, y sobre la vida en general. Son momentos mágicos que me hacen feliz. Muchas gracias, Marcel, por la invitación, y a todos por esta deliciosa tarde.
Sueño que mi despacho da a un precioso jardín y que vivo en una cottage de la costa inglesa. Y lo lleno de flores y de plantas, de belleza, de armonía. Y entonces, me acuerdo de un maravilloso viaje a Inglaterra que hicimos mi pareja y yo justo antes de Navidad. Nos alojamos en casa de unos amigos y mirad qué precioso jardín invernal, seguro que ahora ya estará salpicado de flores. Les preguntaré. A ver si me animo y os cuento en mi próxima entrada cómo fue todo, y os enseño las fotos de algunos lugares que visitamos y que aparecen en Blanca y Elisa.
Porque, a veces, estar bien es tan sencillo como crear un buen ambiente hogareño. Y es que, aunque viva en un piso de ciudad, ya se acerca la primavera.
Os invito a participar dentro del club de lectura de la Biblioteca Montserrat Roig de Martorelles, el 29 de marzo de 2019 a las 18:30h. La presentación y charla se enmarcan dentro de las actividades Biblioteques amb D.O., un proyecto que acerca la cultura del vino a las bibliotecas. Esperamos que el maridaje de Blanca y Elisa con los vinos del Celler Can Roda, de Santa Maria de Martorelles, sea un éxito. ¡Os esperamos!
Cuando Ana Villanueva, directora de la Biblioteca Municipal de Rubielos de Mora, me llamó para preguntarme si quería participar en el club de lectura, mi alegría fue máxima. Porque Blanca y Elisa había salido a la venta pocos meses antes. Además, me invitó a viajar hasta Rubielos para participar en la presentación y poder conversas con las lectoras, que plantearon sus observaciones y sus dudas, todas interesantísimas; eran aspectos sobre la trama, los personajes, la estructura…, que siempre provocaban la reflexión y la participación del aforo.
La guinda fue cuando una de las lectoras dijo que, según ella, la novela era real porque te ibas a dormir pensando en qué le sucedería a tal o cual personaje, o cómo reaccionaría ella frente a los sucesos que se explican. O en lo injusto de las vicisitudes que le acontecen a algún personaje. Dijo: estamos hablando como si los personajes fuesen reales, porque estamos discutiendo sobre ellos como si los conociésemos de verdad.
Además, Ana me obsequió con una visita guiada diurna y otra nocturna a su pequeño pero encantador pueblo, al que, sin lugar a dudas, estoy deseando volver. Y, si os fijáis en la galería, me veréis colgando un papelito en el árbol de los deseos del pueblo, que fue el de volver bien pronto.
Gracias, Ana, lectoras y a Rubielos de Mora, por la maravillosa acogida.