La reseña de hoy es para un curso muy especial que nació de la iniciativa de l’Ajuntament d’Igualada para ofrecer, durante el confinamiento, una serie de actividades virtuales y gratuitas para la ciudadanía. Me alegra haber sido una de las elegidas para participar como profesora, y de haber impartido un curso de escritura creativa.  

Siempre digo que cuando escogemos una idea para transformarla en historia, lo importante no es solo qué sucederá, sino también cómo se enfrentarán a ella los personajes, ya que esto es lo que impulsa al lector a continuar leyendo. Por ello, debemos conocerlos bien, o muy bien. Por ejemplo, uno de los relatos que se crearon empezaba así: No me canso de este olor a cadáver… Empezó siendo la vecina de abajo. Aquí, la autora nos cuenta cómo su protagonista asesina a la vecina porque le presta un libro que huele a tabaco. Lo fácil sería demostrar que es un psicópata, lo difícil fue descubrir qué simboliza ese  tufo insoportable, y encontrar qué traumas revive y por qué cada vez que lo siente.  O en “Sal y Pimienta”, cuando la protagonista dice que Tenía miedo de dar un paso, y tenía miedo de quedarme quieta. Y es que, después de casi treinta años de matrimonio dedicada al marido y a los hijos, conoce a un hombre con el que desea tener una aventura. Qué fácil sería hablar de un idilio, y qué difícil descubrir qué desea en realidad, si huir momentáneamente de una vida que ya no tiene sentido, o rehacerse a sí misma para conectar con sus sueños de juventud (proyectarse profesionalmente como investigadora), y cumplirlos.  Y es que, descubrir a nuestros personajes también es descubrirse a uno mismo, porque nos hace caminar por senderos que, quizás, no nos habríamos planteado nunca.

Otra cosa que trabajamos fue comprender la importancia de quién cuenta la historia. Si Marta, que inicialmente era la protagonista, sufre cuando Luis quiere volver con ella después de dos años sin verse, porque él había jugado con sus sentimientos para, al final, casarse con otra, la reflexión fue: Para ti, ¿qué sería más interesante, explicar cómo se siente ella, o qué piensa y quiere él? Escogió la voz masculina y, de nuevo, lo fácil sería quedarse en que él la quiere de amante; lo difícil fue transformar esa historia en la toma de conciencia de un hombre que descubre que su actitud está generando dolor en las mujeres, y cómo se enfrenta a sí mismo para solucionarlo.    

Escribir siempre nos ayuda a reflexionar. A veces, todo empieza con el encuentro casual entre dos amigos de infancia después de casi treinta años sin verse. Ahora, él siente que su vida ya no tiene sentido; la de ella, se rompió durante el matrimonio. Entonces, descubren que su amor de adolescencia podría hacerse realidad, y lo cumplen. ¿Qué son las segundas oportunidades y cómo nos enfrentamos a ellas? Tras un tiempo, para él ya no es suficiente con tenerla de amante; ella, le dice adiós para no atarse a nada ni a nadie. Sumido en la desesperación, el protagonista reflexiona sobre su cobardía cuando decide permanecer atado a un matrimonio estéril antes que quedarse solo. Otra gran reflexión la vemos en «Peones», cuando la protagonista regresa a casa después de ocho años para reconciliarse con su madre y decirle: el error más grande fue no darme cuenta de que eras una víctima y no una cobarde, y yo te castigué todavía más marchando de tu lado. Pero, para su sorpresa, la madre falleció hace años y la joven ya no podrá disculparse, ni abrazarla, ni besarla. Además, descubre que el padre no ha cambiado porque espera de su hija obediencia a las buenas, o a las malas. La autora reflexiona sobre si hay que seguir atado a una familia que te maltrata, solo por ser familia, o podemos liberarnos y cortar los vínculos.

Y entre tanta intensidad, encontramos relatos amables que nos hacen sonreír, relatos de ambiente para contemplar el paisaje y vibrar con los pequeños placeres de la cotidianidad, como un amanecer con el despertar del bullicio entre comercios, las gentes, la ciudad. Allí donde la elección sobre si comer o no un cruasán de chocolate puede cambiarte la vida. Cuentos de hadas modernos que acaban con un: y bajo ese aspecto de hombre serio, se esconde uno sensible y detallista que sabe valorarme y que me hace inmensamente feliz.  Y ¿quién no querría llegar a la felicidad?

Estas y otras historias han necesitado horas de reflexión y de búsqueda, cantidad de ejercicios y de debates, de lluvia de ideas entre los participantes para conseguir descubrir qué quiere y siente cada personaje que estamos creando y que, sin lugar a dudas, permanecerá unido a cada autor para siempre.  Solo puedo dar las gracias a todos los que me habéis acompañado en este viaje fascinante de la escritura. Porque escribir es como la vida, necesita tiempo y reflexión, distancia, escucha.  

Gracias, alumnos, por ser mis maestros, y gracias, Ajuntament d’Igualada, por esta magnífica iniciativa y oportunidad. 

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