Eres hoy la ronquedad de un olvido infinito. Un suspiro, un mensaje, un adiós.

Llegaste con el vaivén de las olas para pedirme amor. Y me trajiste la muerte. Espuma blanca sobre un mar en calma que sólo pedía reposar en la orilla. Oleaje infinito para un sueño eterno. A veces somos las olas; otras, el mar.

Yo fui el mar y tú, las olas

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