Casi a diario contemplo este paisaje, que parece inmóvil, pero cambia con cada hora, con cada luz, con el color de las estaciones, de los sembrados, de las nubes. El paisaje cambia y yo con él. Continúo por el sendero y pienso que cada paso que damos es una huella en la historia de los demás; caminamos solos, acompañados, nos juntamos, nos separamos, nos damos la mano, una sonrisa, un beso, un abrazo. Y vamos trenzando y tejiendo la vida, la nuestra, la ajena, nos tejemos unos a otros hasta el día de nuestro traspaso en que solo seremos luz; una luz que reconforta en el recuerdo de quien todavía nos quiera escuchar. Contemplo este paisaje una y otra vez, el que todos ven, el que veo yo. Y continúo el camino.

Amigos, compañeros, lectores, gracias por un año más, por los buenos momentos, por acompañarme en los malos y por compartir este sendero que es la vida. Me despido del 2022 con agradecimiento, pero también todo con un: «No vuelvas».

Y al 2023 solo le pido que nos lo envíen con garantía de devolución, por si acaso.

Un fuerte abrazo para todos, paz, amor, salud y felicidad.

¡Compártelo!