Hay un proverbio zen que dice: «El infinito está en lo finito de cada instante». Así me siento yo cuando contemplo una flor, un paisaje o siento la brisa de la montaña. Mirad qué contemplaba hoy, un espléndido bosque verde y, al fondo, Montserrat. Ha sido mi último paseo del año. Y con ganas de empezar el siguiente para descubrir rutas que me lleven a más paisajes, personas, experiencias, porque la vida comienza tantas veces… Siempre deseamos algo que no llegará a ser; si lo pensamos bien, el deseo de lo que podría haber sido no cambia nada, pero aceptar la realidad, nos transforma y nos libera para poder continuar. Y ahora que el año declina con todo lo que es y lo que podría haber sido, desea pasarle el testigo al año nuevo. Así que mucho ánimo, que tengamos una gran recta final llena de ilusiones y felicidad.

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