Hoy he vuelto a los campos, a la piedra y a las cosechas, al paisaje de cereal, a las fuentes en el camino. Allí donde escribí Blanca y Elisa. Y vengo para quedarme. Y aunque aquel ayer ya se fue, gracias a él me queda este hoy; ojalá sea tan fecundo en ideas y en proyectos.
Os deseo un agosto lleno de felicidad.