Cuando nos planteamos escribir un nuevo relato de ficción, siempre hay cosas interesantes por decir si sabemos tirar del hilo para ir descubriendo qué se oculta en nuestro imaginario y qué es aquello que nos motiva a continuar. Entonces, nos damos cuenta de que esa semilla está llena de profundidad, y que desde una imagen, una frase o un pensamiento podemos crear algo infinito. Porque es infinito lo que tenemos por decir cuando estamos creando nuevas realidades y nos preguntamos qué habrá más allá. Este ha sido uno de los aprendizajes durante el curso de escritura, que para algunos ha sido el primero; otros, ya estaban avezados. Y juntos, nos hemos adentrado en el significado de la creación literaria y hemos descubierto qué es y que implica el trabajo de investigación y documentación para crear una historia, además de divertirnos escribiendo el relato colaborativo «Uno allegretto de Bach«.

Entonces, surgen respuestas a preguntas que quizás no nos hubiésemos planteado en otro momento, como por ejemplo, qué pueden representar unos zapatos para un chico de dieciocho años que ha huido del Senegal y que vive en Barcelona; dice, Estuve toda la noche despierto sujetando con fuerza los zapatos contra mi pecho. No podía quedarme con los pies desnudos, al día siguiente quería empezar a buscar trabajo; así, entendemos que para él son el símbolo de una nueva vida. O si escuchamos la voz de una abuela que mientras recorre el camino de Santiago, recuerda sus años de niñez en la escuela, y nos confiesa todo el que sufrió y lloró por culpa de la madre Leonora, que hacía tocamientos indecentes a las niñas: Aquellas manos me hicieron llorar a escondidas durante mucho de tiempo. Porque aquellas manos jugaban sucio, porque pecaban por los rincones, porque al llegar a casa, nos hacían llorar en silencio. Esto no significa que estemos creando monstruos, sino que a través de la literatura damos voz a temas importantes para reflexionar.

Pero no todo ha de ser dramático, a veces las historias dan giros inesperados y divertidos, como el caso de la profesora argentina de tango que recibía la proposición de un novio a punto de romper su compromiso, porque con ella había descubierto un deseo que nunca antes había sentido, pero ella respondía: No te precipites, Enrique. Ven mañana con Elena, bailad juntos, muéstrate, entrégate como lo has hecho conmigo, y entonces verás que es el baile lo que te embriaga, no yo. ¿¡Sabes que eres un caso típico!?

Y no podían faltar, en un curso de escritura, algunos momentos llenos de lirismo dentro de la profundidad reflexiva, como leemos en el relato «Como un blues”: Cuando estaba con ella al final del día, justo antes de ir a tocar al Music Temple, cuando el sol se desliza por el oeste y deja un sabor anaranjado y rojizo que te llena la vista, el espíritu… Entonces, me gustaba andar hasta el acantilado y sentir como la salobridad me empapaba el alma.

Historias que han surgido de una frase, un pensamiento o una fotografía. Y es que el día a día puede ser nuestra inspiración, solo tenemos que aprender cómo utilizarlo para crear una nueva vida, un mundo nuevo. Muchas gracias a todos los participantes, que podéis ver en pequeño comité en la fotografía, y al Espai Cívic Centre y l’Ajuntament d’Igualada

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