¿Qué dijimos de Blanca y Elisa en Martorelles?

¿Qué dijimos de Blanca y Elisa en Martorelles?

Paula Colobrans volvió a Martorelles, esta vez no para realizar un taller o laboratorio de lectura, sino para presentar y hacer tertulia de su primera novela: Blanca y Elisa.
Blanca y Elisa es una novela con ingredientes autobiográficos que está a caballo entre romántica, histórica y de intriga. Colobrans detalló y presentó, con fotografías y explicaciones, los lugares y ambientes reales en los que se había inspirado: desde Madeira a Nueva York, pasando por ciudades como Barcelona, Londres o París, a pueblecitos como Santa Maria de Souillac. Ambientaciones muy reales y detalladas por la autora que sirven, durante la novela, para enmarcar las tramas amorosas e indagaciones históricas y familiares, combinando las lecturas de cartas con los sueños de la protagonista.
Una protagonista, Blanca, que es también la voz principal de la novela y que fue motivo de cierta envidia por parte de algunas participantes de la tertulia, ya que Blanca puede dedicarse a escribir, viajar y mantener un buen nivel de vida gracias a la fortuna de su marido. Aunque, a la vez, es víctima de ese mismo matrimonio porque la relega a una convencionalidad anodina. En este sentido, se plantearon posibles desenlaces alternativos a las dificultades y crisis que la protagonista debe afrontar.

La conversación derivó sobre las desigualdades, históricas y actuales, entre hombres y mujeres en el ámbito doméstico y en el mundo laboral. Finalmente, las lectoras animaron a la autora a seguir escribiendo y a consolidar su estilo. Además, avanzó que tiene entre manos una segunda novela sobre las mujeres durante la Guerra Civil.

Para leer el original de la reseña (en catalán), os dejo el enlace a «En una Petita Biblioteca», su fantástico blog sobre el club de lectura:

https://enunapetitabiblioteca.blogspot.com/2019/03/blanca-y-elisa-de-paula-colobrans.html?showComment=1554966957637#c124976343183861394

Para leer mi reseña particular:
https://paulacolobrans.com/actividades/blanca-y-elisa-en-martorelles/

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Blanca y Elisa en Martorelles

Blanca y Elisa en Martorelles

Qué gran acogida el pasado viernes 29 de marzo en del club de lectura de la Biblioteca Montserrat Roig de Martorelles. La presentación y charla se enmarcó dentro de las actividades Lletres i Vins 2019 (‘Letras y Vinos’), un proyecto que acerca la cultura del vino a las bibliotecas. Y no es de extrañar, porque la trama de Blanca y Elisa comienza a raíz de la muerte de tía Elvira, una abuela centenaria propietaria de Vinícolas Bradley, en Madeira.

Comencé la velada con una presentación en Power Point con fotografías de los lugares donde me inspiré para la novela, que tiene algo de bitácora de viaje. Contextualicé el relato y les mostré la iglesia de All Saint Church con sus alrededores y el castillo de Leeds (en Maidstone), la abadía de Souillac (Francia), Ordino y su Pleta (en Andorra), lugares llenos de encanto pero poco conocidos. Además, les mostré algunos de los sitios concretos de Londres, Funchal, París y Austria que aparecen en Blanca y Elisa.

En el club de lectura de la Biblioteca Montserrat Roig de Martorelles

Y desde ahí mantuvimos una amena charla comentando los diferentes aspectos del libro que les llamó la atención durante su lectura. Además, hubo un intenso debate sobre si Blanca evoluciona o no durante la novela. La cuestión se centró en el hecho de que, al divorciarse, vive de una generosa pensión y su siguiente pareja es, como su ex marido, un hombre rico. Esto generó algún recelo, pero mi punto de vista es que Blanca sí evoluciona porque es ella quien decide divorciarse y aprender a vivir por sí misma gracias a su trabajo, consciente de que su nivel de vida bajará. Y esto es independiente de si al final consigue o no una buena pensión, algo que, a priori, no podía saber. Es decir: Blanca no deja a su marido cuando encuentra a otro que le asegure que continuará con su nivel de vida, sino cuando descubre que su vida acomodaticia y emocionalmente vacía no la hace feliz. Porque a veces, uno no sabe qué es la felicidad y vive como cree que deben ser las cosas, hasta que descubre que algo o todo puede ser diferente.

Otro aspecto importante del que se habló fue el de la auto censura. Les expliqué cómo, en determinados momentos, me adapté al concepto general de moralidad para evitar sentirme juzgada y que, además, en algún momento elegí lo que creía que preferiría el lector. La reacción fue unánime diciendo que yo, como escritora, puedo hacer y decir con mi escritura lo que se me antoje y que nadie tiene por qué juzgarme, porque esos tiempos han pasado ya. ¡Cuánta razón!

Hubo también sorpresas entre los asistentes: Una de las participantes fue entrevistada en «La Fabriqueta». Estirant els fils de la història , documental destinado a recuperar la memoria histórica de la empresa Hilaturas Marta de Martorelles (1948 a 1975) y a todos sus trabajadores. Además, conocí a Mónica Esbert, una escritora premiada y con varios libros publicados, a quien le encantó Blanca y Elisa.

Y todo, degustando el vino Pansa Blanca del Celler Can Roda: exquisito.

Fue un placer conversar y compartir vuestras impresiones y reflexiones sobre Blanca y Elisa, y sobre la vida en general. Son momentos mágicos que me hacen feliz. Muchas gracias, Marcel, por la invitación, y a todos por esta deliciosa tarde.

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¡Perrault, no me expliques cuentos!, en Tona

¡Perrault, no me expliques cuentos!, en Tona

Qué bonito el nivel de participación y la implicación durante el curso que impartí en la Biblioteca Caterina Figueras de Tona. Y aunque todos los cursos sean interesantes, este tuvo la particularidad de ser amplísimo respecto a la franja de edad, lo que aportó una perspectiva diferente en cuanto a las experiencias de vida femenina. Hubo un grupo de mujeres nacidas y educadas durante la dictadura, otro durante la transición y, finalmente, nuestro relevo generacional: las chicas de tercero de ESO.
Y no es que sea un curso exclusivo para mujeres, es que, en general, son las únicas que se matriculan.

El curso se desarrolló en dos sesiones intensas entre las explicaciones y los debates que se generaron, que culminaron con lo más divertido: la realización de los ejercicios prácticos. Entonces, la clase decidió que los grupos de trabajo se compondrían de mujeres de todas las edades para poder contrastar y enriquecerse con los diferentes puntos de vista. Creo que aquella decisión, la de trabajar mezclando a jóvenes y a mayores, fue importante porque es la propia mujer quien tiene el primer conocimiento de sí misma; y así, con su sabiduría y comprensión femenina, puede enseñar a las más jóvenes. Y estas, a su vez, aportan novedad a la experiencia. Para mí esto es equilibrio. Lo curioso fue que, al poner en común los trabajos de cada grupo, nos dimos cuenta de que ambos habían decidido reelaborar algún suceso del cuento de Cenicienta introduciendo la sororidad femenina (‘ayuda entre mujeres’) :

  • Las primeras escribieron una escena que sucedía durante una comida familiar, momento en que Cenicienta le explicaba a su padre que quería estudiar ingeniería espacial en la universidad. Inicialmente, él y la madrastra se negaban, pero las hermanastras la apoyaban y al final, entre las tres, Cenicienta conseguía su propósito. Así, dieron espacio a que las nuevas generaciones consigan superar las limitaciones ideológicas que arrastran tanto a hombres (negarse a que la hija proyecte su vida como ella decida), como a mujeres (ser sumisa para encontrar un buen marido).
  • Las otras trabajaron sobre la escena de las campanadas: cuando Cenicienta pierde el zapato regresa para recogerlo. Y allí, en las escaleras de palacio, se encuentra con otra Cenicienta que, como ella, se plantea si ese modo de vivir es lo que realmente quiere. Ambas deciden que no les apetece seguir un guion impuesto y huyen para iniciar una nueva vida, ahora llena de libertad. De nuevo, el propio sistema es superado en beneficio de encontrarse a sí misma y escoger el propio destino.

Al finalizar el curso, presenté mi novela Blanca y Elisentre aquel público tan receptivo e interesante.

Muchas gracias, Biblioteca Caterina Figueras por la gran acogida y la calidez de las participantes.

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¡Perrault, no me expliques cuentos!, en Sant Celoni

¡Perrault, no me expliques cuentos!, en Sant Celoni

Durante el curso impartido en la Biblioteca l’Escorxador de Sant Celoni (Barcelona), hemos analizado y reflexionado sobre los arquetipos patriarcales en los cuentos de hadas, además de conocer
una línea silenciada de mujeres escritoras cuyas princesas son cultas, inteligentes, listas y, además, guapas y poderosas. El nivel de participación y de reflexión ha sido excelente.

La clase se dividió en dos grupos para trabajar la reescritura del cuento de la Bella Durmiente. El primer grupo se centró en el sueño de Aurora, la Bella Durmiente, que tomaron como metáfora de aceptar el propio destino: ella cree que debe dormir cien años, que debe aceptar su destino con pasividad pero, finalmente, se revela. Para leer su ejercicio («La Bella Durmiente que se cambió el nombre»), podéis ir a: https://paulacolobrans.com/wp-admin/post.php?post=143&action=edit

El segundo grupo se centró en los miedos a lo desconocido, en la sobreprotección que el sistema tradicional impone a la mujer para protegerla de los peligros de la vida cuya metáfora es el sueño de la Bella Durmiente. Aquí, Aurora se enfrenta a esos miedos para despertar. Para leer su ejercicio («La Bella Durmiente y el banquete de princesas») podéis ir a: https://paulacolobrans.com/actividades/la-bella-durmiente-y-el-banquete-de-princesas/

Y no solo eso, hemos tenido el privilegio de que Roc, un pequeño muy grande de siete años, nuestro relevo generacional, participase también durante una sesión. Y ha estado tan atento que nos ha dibujado a una Bestia (del cuento «La Bella y la Bestia»), que no cambia, que continúa siendo Bestia porque tiene corazón de robot. Lo hemos tomamado como la metáfora de que el amor romántico no siempre lo puede todo, porque el poder transformador del amor solo funciona si uno mismo desea cambiar, y esto es una decisión personal que no depende del otro sino de uno mismo. En la galería podréis ver un dibujo de la Bestia y otro de un retrato estupendo que me hizo.

Gracias, Biblioteca l’Escorxador de Sant Celoni y a todas las participantes, fue un verdadero placer.

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L’Eleonor i el petit Espígol

L’Eleonor i el petit Espígol

Sortiren una matinada fresca de finals de juliol. L’Eleonor i el Frederic viatjaven acompanyats per la dida Josefina. El trajecte durava dos dies. Es mudaven. Els grinyols del carruatge feien riure el petit, que tenia quatre anys complerts. Mirava per la finestra i assenyalava els segadors, els rucs carregats amb els feixos de palla, els ramats de bens… Que fascinant era tot! Fins i tot els núvols que s’apropaven. “Resem perquè la tempesta arribi cap al tard, serà forta”, comentà el cotxer. El Frederic rigué.

Al vespre, a l’abric de la posada, arribà la nit. I la tempesta. Llampegava. Tronava. Qui podia dormir en una nit així? El Frederic sentia com sa mare l’aferrava amb tanta força com ell el seu osset de drap, i que l’acaronava amb la seva veu dolça cantant-li la Chançon d’amour. Els hostes s’havien reunit a la sala. Aquí no hi havia ciutat. Ni veïns. Només bosc i tempesta. A fora tot esbategava furiós. De sobte, la porta s’obrí. Els homes van adreçar-s’hi per tancar-la. I el Frederic, en un rampell de bogeria, llançà l’osset i sortí cridant per foragitar el que tanta por feia a sa mare. L’Eleonor i la dida cridaren i sortiren darrere seu alertant a tothom. Però hi havia tal confusió que ningú va reaccionar a temps. On era el Frederic? Que tètric es veia tot amb els clarobscurs dels llamps i trons. Llum. Foscor. Negror. Els crits de l’Eleonor s’esvaïren entre els seus plors. Del Frederic en quedà l’osset. I el record. El bosc n’engolí la resta.  

Però el Frederic vivia. Vivia i mirava la lluentor d’uns cabells d’argent copsats de sol. Era l’endemà, quan una dona el portava a coll. Qui era? Tenia les mans arrugades i els ulls inquiets. Amb ella hi havia aquell gos que l’havia acompanyat durant la tempesta. Era en Cafur, que el sentí i el trobà entre matolls d’espígol. Per això, aquella dona l’anomenà Petit Espígol. Em dic Frederic, insistia ell; però ella responia que era l’Espígol. Pocs la coneixien. Li deien la Bruixa perquè vivia amagada del món en un cau del Bosc dels Esgavellats. I se la veia de tant en tant baixar al poble per a ajudar qui necessités les seves pocions i arts màgiques.

El petit va créixer feliç a pesar de l’enyorança. De vegades plorava. Quan vindrà la mama?, preguntava sovint. Però la Bruixa s’havia apropiat d’ell i el cuidava. Li ensenyava els secrets de les plantes, a orientar-se pel bosc, a llegir els estels. I els records de la mare s’esvaïen. La Bruixa no el volia compartir amb ningú. L’Espígol era la seva troballa particular i secreta. Ell era seu. I volia tenir-lo allunyat de la maldat dels homes, que es mantingués amb l’ànima pura, sublim, lliure. I durant cinc anys caminà descalç, pujà als arbres, es banyà als rius d’aigua clara. I quin orgull de cabellera lluïa! I creixé cercant la nimfa del riu pensant que ella se l’estimava tant que s’amagava tímida, juganera. L’Espígol embogia de felicitat. Fins que un dia, es topà de fit a fit amb un frare peregrí, el Marcel de Montserrat:  

—I qui ets tu, petit vailet? D’on surts?

—Sóc l’Espígol, fill del bosc, amic de la nimfa del riu i de la Bruixa! —respongué donant-se un cop ben fort al pit.

En Marcel dibuixà un somriure, d’on sortia aquell petit intrèpid? No havia vist mai res de semblant. Però si va nu i descalç! I aquesta cabellera… I si és el nen que el bosc engolí?, pensà. I el portà cap a Montserrat tot i que la Bruixa s’hi resistís. Avisaren l’Eleonor, que en arribar el va abraçar amb força, plorant, ensenyant-li l’osset. El Frederic sospirà. Agafà l’osset. No sabia què dir, què pensar, què fer. Per què li havien tallat els cabells? Perquè havia de calçar sabates? Quan l’Eleonor va entonar la Chançon d’amour, ell també cantà. L’Eleonor plorava de felicitat. Però ell restava en silenci, observant. Què volia aquella gent? Qui eren? Què volia dir civilitzar? Per què l’havien vestit així? On era la Bruixa? La nit és llarga, pensà. El llit es flonjo com els cabells d’aquella dona, l’Eleonor. Però jo sóc l’Espígol i vull tornar a casa! I s’escapolí entre la foscor, vers el bosc.

Para ver la entrada original puedes ir a:

http://www.aplec-igualada.cat/relat/20/l-eleonor-i-el-petit-espigol?fbclid=IwAR0tjs6skR2HrpyzmbgZbtJMzUg3e8x_tkiKiprxQzR1fAKIyHJyJ2XuE5k

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